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viernes, 31 de agosto de 2012

Miles, millones de cosas pueden salir mal, podemos cometer miles de errores, podemos tener miles de problemas, podemos joderlo todo en solo un minuto. Pero, ¿y si sale bien? ¿y si nos queremos cada día un poco más hasta llegar al límite? ¿Y si me regalas tus mejores besos antes de dormir y yo mis mejores sonrisas nada más despertar? ¿Y si poco a poco, paso a paso y momento a momento construimos algo grande, algo realmente bonito juntos? ¿Y si conseguimos superar los enfados, las ganas de matarnos que nos entran a veces y nos quedamos solo con lo bueno, solo con esas ganas de querernos más y más? 

lunes, 20 de agosto de 2012

-Es el síndrome del campamento de verano.
+¿Qué? ¿Es otra de tus teorías?
-Te vas de campamento de verano y te lo pasas de puta madre, el mejor verano de tu vida; piensas. Vuelves a casa y te tiras todo el año pensando en el próximo campamento, en volver a repetir todo, mejor. Y entonces llega y todo ha cambiado: los monitores, las chicas, tus colegas están raros; son extraños ya. Y caes, los mejores años fueron esos, los mejores. Y nunca se van a repetir.

martes, 7 de agosto de 2012

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Despertar con los primeros rayos de luz. Verle nada más abrir los ojos. A él. Está guapo, sonríe. Tú le devuelves la sonrisa, y después te das la vuelta en la cama. Estás feliz, como cada mañana desde hace tiempo, desde que despiertas a su lado. Notas como se incorpora ligeramente en la cama, como su brazo te rodea por detrás, notas sus labios en tu mejilla, y escuchas ese "Buenos días, princesa". Después se levanta, y te quedas sola en la habitación. Pasas la mano por el otro lado de la cama. Todavía está caliente, y posiblemente todavía huela a él. Te das cuenta de la inmensa suerte que tienes, de poder volver a enamorarte de él cada mañana, con solo esos pocos minutos que compartís juntos antes de que él baje a prepararte el desayuno.
Y así, día tras día, mes tras mes y año tras año él te regala su mejor sonrisa al despertar cada mañana. Y si sumas todas las mañanas, todas las sonrisas, todos los "buenos días, princesa" y todos los desayunos con él el resultado es de toda una vida compartida, de toda una vida regalándoos mañanas, de toda una vida enamorándoos el uno de nuevo cada vez que sale el sol.

jueves, 2 de agosto de 2012

Siempre nos quedará París.

-Creo que no quiero ir a París contigo.
-¿Por qué?
-Bueno, supongo que sería bonito caminar por los Campos Elíseos de tu mano, supongo que me gustaría besarte bajo la Torre Eiffel, que podríamos hacer las cosas típicas que hacen las parejas normales en la ciudad del amor, pero nosotros no somos una pareja normal, ¿no? Así que creo que no me gustaría ir contigo a París.
-Tienes toda la razón. Podríamos hacer todas esas cosas, y seguro que nos gustarían, pero podemos hacer cosas mejores. Podemos adentrarnos en la ciudad sin mapa, podemos continuar andando hasta acabar completamente perdidos. Podemos colarnos en un cine, o en un teatro. Podemos pulirnos la tarjeta de crédito comprando cosas que luego nunca vamos a usar. Podemos sacarnos fotos. Cientos, no, mejor miles de fotos por toda la ciudad. Pero no las típicas fotos cursis. Mejor fotos ridículas, con nuestra peor ropa y poniendo nuestras peores caras. Y seguro que tú aún así estás preciosa.