Seguidores

sábado, 19 de noviembre de 2011

Hacer locuras aunque nadie entienda

Que todo el mundo piense que estás loca. Eso quiere decir que estas viviendo la vida, apovechando el tiempo, que no te estás cerrando puertas, que piensas en el presente, que sabes que alomejor no hay mañana y quieres aprovechar el hoy, que quieres que cada día sea para recordar. Eso quiere decir, que algo estás haciendo bien-

martes, 8 de noviembre de 2011

-Se acabó, no puedo más. Voy a dejar de intentarlo de una puta vez, es totalmente imposible.
+¿Rendirte?¿Tú? No, de eso nada, no pienso dejar que te rindas.
-Venga ya, hasta tú sabes que es imposible.
+No, yo sé que es improbable, pero nada es imposible.
-Si claro, ¿entonces por qué hay cosas que nunca pasan?
+Porque todo ocurre si te empeñas lo suficiente y si le dedicas el tiempo necesario. Los sueños y las ilusiones nunca mueren, a no ser que las personas los abandonen. Por eso los sueños que no se cumplen no son imposibles, simplemente no se les ha prestado demasiada atención, han ido quedando solo en los recuerdos, y se han ido muriendo.
-¿Quieres decir qué si lo sigo intentando el tiempo suficiente se acabará cumpliendo?
+Seguro que sí.
-Pero no quiero perder todo este tiempo luchando por ese sueño, porque puede que al final acabe renunciando a él, y ese tiempo nadie me lo va a devolver.
+Ya, pero piensa que si no arriesgas, seguro que no ganas.


Para siempre.
Yo te prometo un siempre, el más grande de la historia, el más largo del mundo, y te aseguro que cumplo mis promesas. Y quiero estar contigo el resto de mi vida porque contigo es muy fácil ser feliz, porque contigo todos mis problemas pierden peso y parece que no tienen importancia, porque sabes como convertir un pequeño momento en un recuerdo inolvidable. Y sobre todo porque te debo tanto, tanto, tanto, que te debo mi vida, y unas cien más, y solo estando siempre a tu lado, ayudandote a levantarte cada vez que te caigas, dandote un abrazo cuando lo necesites, escuchándote y dejándote llorar en mi hombro voy a devolverte unos de los miles de favores que te debo, por todo eso que no dejas de hacer por mi, por todas esas veces que me ayudas, porque no te cansas ni de escucharme ni de aguantarme, porque conmigo te has ganado el cielo.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Te ries, y sientes que te ahogas, que te falta el aire, pero no puedes parar de reir. Y sabes que te estas poniendo roja, que tienes cara de subnormal, pero no te importa. Y continuas, y lloras de la risa, y sientes que no hay momento de parar, que puedes estar toda la vida riendote a más no poder, y sientes que eres feliz, que es precioso reirse de esa forma, que es bonito que siempre haya personas y cosas que te hagan reir. Y parece que no hay males en el mundo, que todo está bien mientras te rías. Y cuando vuelves a notar que te falta el aire suspiras profundamente, y dejas de reirte por un momento, y te sientes bien. Y luego vuelves a recordar aquello que te hizo reir, y no eres capaz de contarselo a otra persona porque vuelves a estallar en carcajadas cada vez que lo recuerdas, y entonces la otra persona se rie sin saber de que, pero se rie, y también siente que todo va bien. Y son esos momentos los que componen tu felicidad, los que te hacen realmente feliz aunque sea por unos instantes, los que curan todas las preocupaciones por un momento, los que pintan el mundo de colores y te colocan unas gafas que hacen que lo veas todo perfecto.
Pero como todo en el mundo, esos momentos se acaban, y es entonces cuando vuelves de golpe a la realidad y te tropiezas con ella, cuando vuelve todo a tu mente, cuando la perfección desaparece. Y sabes que va a haber más momentos así, porque siempre los hay, porque la risa es inagotable, porque una persona no es capaz de vivir sin la risa, pero no sabes cuando puede volver a llegar ese momento, así que te quedas en tu mundo real, de persona real con preocupaciones reales, esperando que llegue de nuevo otro de esos momentos mágicos que por un momento te transladan a otro lugar donde todo es fácil y lo ves todo claro.

martes, 1 de noviembre de 2011

Escuchas unos ruidos y te despiertas poco a poco, no te mueves, es posible que haya un asesino en tu habitación; optas por hacerte la dormida pero sin perder de vista ni un sólo rincón de tu cuarto, el suelo cruje, está claro, el asesino se acerca a ti ... activas tu escudo colocando la sábana por encima de tu cabeza y ya estás a salvo, el suelo deja de crujir y los ruidos cesan. Pasados dos minutos de angustia te auto convences de que en tu habitación no hay nadie, pero por si acaso sacas lentamente la cabeza de debajo de las sábanas, ¡AHÍ ESTÁ!, la sombra del asesino alado de mi mesa , el corazón te palpita a una velocidad de vértigo y vuelves debajo de las sábanas... ¿y si era la ropa que dejaste ayer tirada? Demasiado arriesgado el ir a comprobarlo, mejor volver a dormirse e ignorar los ruidos que hay a tu alrededor.
Imposible, no concilias el sueño, tienes demasiado miedo pero son las 4 y mañana tienes clase así que optas por lo más valiente: con un movimiento rápido de mano enciendes la luz e intentas abrir los ojos pero hay demasiada claridad, no ves nada, el miedo se apodera de ti lentamente y notas que alguien se acerca. Por fin eres capaz de abrir los ojos, miras a todas partes y... no hay nadie; que tonta has sido, mira que pensar que hay un asesino en tu cuarto... te vuelves a dormir, pero eso si, debajo de su sábana.