Seguidores

martes, 1 de noviembre de 2011

Escuchas unos ruidos y te despiertas poco a poco, no te mueves, es posible que haya un asesino en tu habitación; optas por hacerte la dormida pero sin perder de vista ni un sólo rincón de tu cuarto, el suelo cruje, está claro, el asesino se acerca a ti ... activas tu escudo colocando la sábana por encima de tu cabeza y ya estás a salvo, el suelo deja de crujir y los ruidos cesan. Pasados dos minutos de angustia te auto convences de que en tu habitación no hay nadie, pero por si acaso sacas lentamente la cabeza de debajo de las sábanas, ¡AHÍ ESTÁ!, la sombra del asesino alado de mi mesa , el corazón te palpita a una velocidad de vértigo y vuelves debajo de las sábanas... ¿y si era la ropa que dejaste ayer tirada? Demasiado arriesgado el ir a comprobarlo, mejor volver a dormirse e ignorar los ruidos que hay a tu alrededor.
Imposible, no concilias el sueño, tienes demasiado miedo pero son las 4 y mañana tienes clase así que optas por lo más valiente: con un movimiento rápido de mano enciendes la luz e intentas abrir los ojos pero hay demasiada claridad, no ves nada, el miedo se apodera de ti lentamente y notas que alguien se acerca. Por fin eres capaz de abrir los ojos, miras a todas partes y... no hay nadie; que tonta has sido, mira que pensar que hay un asesino en tu cuarto... te vuelves a dormir, pero eso si, debajo de su sábana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario